viernes, 8 de noviembre de 2019

HILOS SUELTOS, poemas de Angélica Hoyos Guzmán






Hilos sueltos logra expresar una experiencia de la poesía que es parte de una necesidad de reflexión y que nos dice que no es suficiente con lograr buenas imágenes, como se cree en buena parte de las publicaciones que llegan de nuestro entorno, que hay que ir más allá del artificio, que es necesario dar el salto y asumir el riesgo sin quedarse en malabarismos verbales. Lo primero que se encuentra aquí es vivencia de la poesía, experiencia viva de la literatura, y esa actitud nos entrega al mismo tiempo sinceridad y oficio, más allá del ya común afán de sorprender, o de figurar, más que necesidad de poesía. En Hilos sueltos de Angélica Hoyos-Guzmán el oficio se hace evidente desde el principio.  Cuando uno se aproxima al abrir las páginas lo encontrado es una experiencia más que una “experimentación”, la experiencia de la poesía es lo que busca ofrecer un libro abierto. El libro es un recurso, pero hay libros que llegan, y aquí en Hilos sueltos hay un mundo, un territorio, una experiencia humana, y sobre todo pensamiento y poesía juntos.

Si se quisiera nombrar el mundo que muestra esta escritora samaria, lo que se podría decir inicialmente es que en su reino en el principio fue el amor, luego llegaron el desierto y las sombras. El amor todo lo crea, y como dice en uno de sus poemas, la creación solo es posible desde el amor, porque antes del amor, “no hubo historia en la tierra”. Y después fue la historia sí, una historia que nos ha traído a este tiempo desvaído. Si en un principio, aprendiendo de la naturaleza, el hombre diseñaba, imaginaba y construía su propio universo, es decir, tejía su propio mundo, lo que encontramos hoy es la descomposición, los fragmentos, los Hilos sueltos. Después de una primera lectura se hace evidente que el libro viene de una reflexión profunda que recurre a la poesía para expresarse, y construye a su vez un sistema poético que no se proyecta de manera teleológica, y ni siquiera en preguntas por el sentido de este tiempo vivido, sino a través de la experiencia vital misma como un hecho suficiente, sin derivaciones evasivas de la necesidad de mirar de manera directa la experiencia humana del mundo.

Si la inteligencia racional es neutra y muchas veces fría, la intuición que es la inteligencia despierta es algunas veces triste, o melancólica, en todo caso más cercana al corazón humano. Una poesía como dice Ducasse “triste como el universo”, tristeza que se percibe cuando llega esa ola de sangre que es la multitud a la arena de una playa. Sin esperanza, porque la esperanza mata el sueño del aquí y el ahora y es una forma de la presencia de la muerte que se nos aparece día y noche en sus múltiples formas. 

Álvaro Marín





§

HILOS SUELTOS (2014)



COSTUMBRES DE PAÍS EN GUERRA

Nos quedamos tristes y no pasó nada.
Cada mañana
los zapatos golpean con más fuerza las aceras.
Saludamos cuando hay que saludar,
deseamos buenos días –bien gracias–
nos despedimos.
Llevamos las manos empuñadas,
con caricias rotas negadas y sin gastar.
Nos condenaron a cargar la rabia al hombro,
ese terrible llanto adentro.
Nos pasaron cosas entre ellas la tristeza.



OLEAJE

No hay motivo

para que las olas

                    no dejen sus hondas heridas

                    en el agua.

Así se limpia el mar.

Después de la tormenta

                       saca la madera muerta,

renace desde el fondo.



PÁJAROS

Dibujé pájaros en la pared de tu alcoba,
para que cuando sueñes
lo hagas sobre una hoja
que mueve la brisa
en la rama de un árbol.



HERENCIA

Llevo un país en el agua,
un reino de las nubes,
una nación de los árboles,
una patria de nostalgias.
Este terruño de agua
se parece a los otros,
tiembla cuando caen las piedras.
Se llena de raíces de papel
en las manos de la gente.
Algunos dejan plumas sueltas,
en ese pueblo de aire.



¿Y QUÉ SI NO SOMOS?

¿Y qué si no volamos amor mío?
si ya tuvimos alas, las recogimos rotas y las cocimos,
las descocimos de nuevo para caminar.
Fracciones de viento e hilos es el resumen.
¿Y qué si no leímos pensamientos?
si en el tacto quedaron las almas gemelas antagónicas.
Sí, habitamos pavimentos de otras épocas,
volvimos a nuestros pies incrédulos y emancipados,
con más canas y menos tiempo.
¿Y qué si no fuimos felices?
si nos comimos el veneno de las frutas que arrancamos.
¿Y qué? si aquí estamos una vez más auténticos,
menos de acuerdo el uno con el otro,
listos para empezar a coser
repoblar otra carne de nuestro presente.



HILOS SUELTOS

Todos perdimos nuestros nombres.
Frente al espejo fuimos de arena esparciéndose en el
[viento,
nos intentamos moldear con agua,
con esa sensación del agua corriendo entre las grietas,
amasándonos de nuevo.
No fuimos, sino palabras que inventamos de nosotros mismos.
Nuestra confusión fue buscar juntarnos los pedazos,
no reconocer cada fragmento como parte del todo.
Nuestra pérdida de nosotros fue aquella de la que no hicimos duelo,
los espasmos nos retuvieron juntando y juntando, inagotablemente,
sin resultado alguno.
Tejiendo con la rueca de Penélope sin asistir al viaje,
ausentes de cada peripecia,
enfrentándonos al reflejo de la alfarería innecesaria.

No hubo quien nos bautizara frente al lago.
Innombrados en la foto eterna de una búsqueda
Nos perdimos tener cuidado con lo que deseábamos,
nos perdimos de la sorpresa de lo que no prevenimos.
Esa que podía hacernos una nueva versión más cercana a nuestro nombre esfumado.
El hilo de lo que fuimos no volverá a tejerse
Los caminos eran muchos ahora sólo somos la costura que hilvanan de nosotros,
alguien nos reconstruye para su propio abrigo.


§


Angélica Hoyos Guzmán (Santa Marta, Colombia, 1982). Magíster en Lingüística Española del Instituto Caro y Cuervo y Maestra en Literatura colombiana y latinoamericana de la Universidad del Valle. Candidata a doctora en Literatura Latinoamericana, trabaja como docente del Programa de Antropología en la Universidad del Magdalena en Santa Marta, Colombia. Su primer libro de poemas Hilos sueltos, se editó en Madrid en 2014. Sus poemas, ensayos y artículos académicos también han sido divulgados en distintas revistas en Latinoamérica. En 2016, recibió la mención en el Premio de Ensayo Carlos Pereyra de la Revista Nexos, en México. Actualmente desarrolla talleres de escritura creativa para las comunidades afro, wiwa y wayú de la Región Caribe colombiana.

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